lunes, 3 de marzo de 2014

EL PENSAMIENTO DEPRESIVO: ¿SE CONTAGIA?


Un nuevo estudio realizado con compañeros de habitación universitarios demuestra que un estilo particular de pensamiento que hace a las personas vulnerables a la depresión puede “contagiar” a otros, incrementando los síntomas de depresión luego de 6 meses.

La investigación fue realizada por Gerald Haeffel y Jennifer Hames de la Universidad de Notre Dame y fue publicada en la revista Clinical Psychological Science

Sus halllazgos sugieren que las personas responden negativamente a los eventos estresantes de la vida, interpretando estos eventos como resultado de factores que no pueden cambiar y como un reflejo de sus propias deficiencias. Esta “vulnerabilidad cognitiva” es un potente factor de riesgo para la depresión y se puede utilizar para predecir qué individuos son propensos a experimentar un episodio de depresión en el futuro, incluso si nunca han tenido un episodio depresivo antes.

Las diferencias individuales en esta vulnerabilidad cognitiva parece solidificarse en la adolescencia temprana y se mantienen estables durante la adultez, pero Haeffel y Hames predicen que esta vulnerabilidad puede ser maleable bajo ciertas circunstancias.

Los investigadores plantearon hipótesis de que la vulnerabilidad cognitiva puede ser “contagiosa” durante grandes las transiciones de la vida, cuando nuestros entornos sociales están en proceso de cambio. Ellos pusieron a prueba esta hipótesis utilizando datos de 103 pares de compañeros de habitación universitarios de primer ingreso seleccionados al azar.

Luego de un mes de haber llegado al campus universitario, los compañeros completaron un cuestionario online que incluía medidas de la vulnerabilidad cognitiva y síntomas depresivos. Luego volvieron a completar estos cuestionarios en un transcurso de 3 y 6 meses. Como así también evaluaciones sobre acontecimientos vitales estresantes.

Los resultados revelaron que los estudiantes de primer ingreso que fueron asignados al azar con un compañero con altos niveles de vulnerabilidad cognitiva, fueron más propensos a “atrapar” el estilo cognitivo de su compañero y desarrollar altos niveles de vulnerabilidad cognitiva; aquellos que  fueron asignados con un compañero que tenía bajos niveles de vulnerabilidad cognitiva experimentaron una reducción en sus propios niveles. El efecto de contagio fue evidente durante los 3 y 6 meses de evaluación.

Pero el descubrimiento más importante fue que los cambios en la vulnerabilidad cognitiva afectaron los riesgos de sufrir de depresión: Los estudiantes que mostraron un incremento en su “vulnerabilidad cognitiva” en los primeros 3 meses de universidad, tuvieron cerca del doble en los niveles de síntomas depresivos a los 6 meses en comparación con aquellos que no demostraron tal incremento.

Estos hallazgos proveen una fuerte evidencia sobre el efecto de contagio, confirmando la hipótesis inicial de los investigadores.

Basados en estos hallazgos , Haeffel y Hames sugieren que el efecto de contagio puede ser aprovechado para ayudar a tratar la depresión:

“Nuestros hallazgos sugieren que puede ser posible utilizar el ambiente social de un individuo como parte del proceso de intervención, así como suplemento a las intervenciones cognitivas existentes o como posibles intervenciones individuales. Rodear a una persona con otras personas que presentan un estilo cognitivo adaptativo debería ayudar a facilitar el cambio cognitivo en la terapia.”

Esta investigación nos recuerda la importancia del contexto, ya que puede incrementar o menguar la vulnerabilidad cognitiva y nos recuerda que dicha vulnerabilidad debe ser pensada como plástica y no como inmutable.

 

Extraída íntegramente de psyciencia.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario