jueves, 7 de noviembre de 2013

HACIA LA SEGUNDA INDEPENDENCIA

La Deuda Externa es un mecanismo que utilizan los países para crecer en base a un plan programado, estudiado, discutido y aprobado por el Congreso. La finalidad de endeudarse es la de generar riqueza a través de créditos internacionales para el bienestar de los ciudadanos, es decir, que es común y corriente que los países busquen préstamos internacionales pero con el objetivo de realizar cosas que sean útiles para el país y no para invertir en cosas intrascendentes.

En Argentina tenemos una larga lista de gobernantes que han tomado pésimas decisiones a lo largo de los años, lo cual permite entender la enorme deuda externa que padecemos en la actualidad.

Hasta 1975 cada habitante de la Argentina debía al exterior U$S 157, una suma aceptable y casi insignificante, pero que fue creciendo con una rapidez sofocante durante el nefasto gobierno de facto de los militares generando en el año 1983 una deuda que ascendía a U$ 46.000 millones.

¿Por qué aumentó tanto? Por culpa de las resoluciones llevadas a cabo por el ineficiente Ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, como por ejemplo las privatizaciones de las empresas del estado más productivas; por culpa del instinto asesino que tenían los militares que destinaron 10 millones de dólares en la compra de armas; por culpa de ministros del gobierno y directivos del Banco Central, entre los que se encontraba Domingo Cavallo, que decidieron utilizar dinero para cubrir deudas de empresas privadas, entre otras determinaciones que pusieron de rodillas al país.

En medio de un contexto económico internacional marcado por las tasas altas, las exigencias de pago y la escases de préstamos, el país retornó a la democracia con Raúl Alfonsín como presidente y como consecuencia de los estragos que provocó la dictadura, entre 1984 y 1989 se pagaron un promedio de U$ 4300 millones en concepto solo de intereses. Pero, obviamente, eso no era suficiente ya que la deuda era mucho mayor y la república estaba inmersa en una grave situación económica y social, lo cual llevó a Alfonsín a entregar el poder antes de cumplir su mandato.

El panorama no era alentador y con Carlos Menem nada se solucionó. Es más, se empeoraron las cosas porque bajo el mandato del riojano se privatizaron empresas públicas como YPF, ENTEL y Aerolíneas Argentinas que prácticamente las regalaron y encima los que las tuvieron en su poder les sacaron ganancias que nos podrían haber ayudado enormemente, pero Menem lo hizo, Menem las privatizó y perdimos la oportunidad.


Cavallo también estuvo en el gobierno de Menem. En 1992, Cavallo renegocia la deuda externa y logra ciertas postergaciones de las fechas de pagos y algunas deducciones de montos. Sin embargo, a partir de 1996, los servicios de la deuda, se fueron incrementando de una forma galopante hasta triplicarse en el año 1999.

Luego vino De la Rúa, que no tuvo la pésima idea de llamar al economista mensajero y servil del F.M.I. Ricardo López Murphy, que se despachó con un plan monetarista ultraortodoxo, propio de las épocas de la dictadura. Su gestión solo duró una semana y  entonces el vicepresidente de la nación, “Chacho” Álvarez eligió  a Cavallo, el mismo que ya había fracasado más de una vez.

Tan grande era la crisis que la Deuda Externa trepó a U$ 137.789. De la Rúa renunció y fuimos testigos del desfile de presidentes que tuvimos en una semana. En uno de esos siete días, uno de los cinco presidentes que estuvieron en el poder, Adolfo Rodríguez Saá proclamó el no pago de la deuda y, luego, cuando asumió Eduardo Duhalde el país se declaró oficialmente en Default.

En el año 2003, Néstor Kirchner triunfó en las elecciones y con él llegó algo de alivió. El gobierno logró negociar una reprogramación de las obligaciones con los organismos financieros multilaterales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y otros menores) en lo que se llamó el canje de la deuda argentina. En enero de 2005 se lanzó oficialmente la operación de canje de la deuda en default, luego de las conversaciones con el FMI y de los recursos judiciales interpuestos por los "fondos buitres".

En Abril de 2010 el ministro de economía Amado Boudou lanzó el nuevo canje de la deuda y finalmente se llegó a un acuerdo en que se indicaba que Argentina terminaría pagando 10.500 millones de dólares en lugar de los 20.000 millones que se adeudaban.

Igualmente la calma nunca llegó. La ofensiva de los “fondos buitres” dio cuenta el 2 de octubre de 2012, por un pedido a la justicia ghanesa del fondo NML Capital Limited por el incumplimiento de pago de deuda de parte del gobierno argentino, el buque escuela ARA Libertad, conocido popularmente como "Fragata Libertad" fue retenido 74 días en el Puerto de Tema por un pedido de embargo por 370 millones de dólares, el mismo fondo había pedido anteriormente sin éxito la congelación de los fondos del BCRA en Nueva York. El gobierno de Cristina Kirchner no se quedó de brazos cruzados, no sé dejó presionar y presentó una demanda judicial en el Tribunal Internacional del Derecho del Mar contra el gobierno de Ghana. Finalmente el Tribunal ordenó la liberación de la Fragata Libertad, que arribo nuevamente a la Argentina el 9 de enero de 2013.

Actualmente la Deuda Externa que tenemos es de U$S 346.500 pero no es para alarmarse tanto ya que gracias a las políticas que se han llevado a cabo esta última década las expectativas económicas son buenas y permite mirar al futuro con mayor optimismo. Es más, a mitad de este año un informe de un centro de estudios europeo reconoció a Argentina como el país que más redujo su deuda en diez años y por lo tanto vamos por buen camino.

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