martes, 22 de octubre de 2013

LA NO REVOLUCIÓN QUE REVOLUCIONÓ EL MUNDO

En 1968 se llevó a cabo, en Francia, un acontecimiento de gran relevancia a nivel nacional y a nivel mundial: “El Mayo Francés”, que consistió en una huelga masiva de parte de sectores universitarios y la clase obrera con el objetivo de luchar contra el capitalismo y la sociedad de consumo que solo beneficiaba a la clase alta, perjudicando y quitándole oportunidades a los jóvenes estudiantes y a los trabajadores.

Pero no solo eso, este suceso histórico ha sido el precursor en hablar de temas que estaban totalmente censurados o que eran desconocidos en las sociedades mundiales como por ejemplo la liberación femenina, el uso de pastillas anticonceptivas,  la homosexualidad, el rol de la sociedad civil, las relaciones de parejas y el cuidado del medio ambiente entre otras.

Está unión entre los universitarios y obreros no se originó de un día para el otro. Los primeros estaban desilusionados y hartos del limitado sistema educativo  y la poca perspectiva laboral para aquellos que se estaban profesionalizando en las universidades. Además se habían cansado de ser solamente espectadores de la realidad y ver como el capitalismo los usaba y los despreciaba cuando se le antojaba sin darles lugar a participar como cualquier ciudadano con derechos.

 Por su parte, los obreros descontentos por su marginación del esplendor económico de los años sesenta vieron en los estudiantes el complemento perfecto para hacer efectivo sus pedidos y juntos lograron paralizar el país con huelgas generales convocando, el 13 de mayo, más de 9 millones, lo cual sorprendió al gobierno del  presidente francés Charles De Gaulle que quedó titubeando entre una postura conciliadora y la represión.

El apoyo a De Gaulle por parte de los conservadores no se hizo esperar y el 30 de mayo se hicieron presentes en los Campos Elíseos manifestando que ya habían sufrido demasiado desorden lo cual generó que el presidente proclamara, ese mismo día, su intención de seguir en el poder, disolviera la Asamblea Nacional y convoque a elecciones en un plazo de cuarenta días.

Mientras transcurría el tiempo, las manifestaciones continuaban. Los incidentes se trasladaron de París a los centros núcleos industriales y la represión de la Policía Nacional francesa (CRS) aumentaba cada día y, como todos las fuerzas de represivas, no tenían piedad motivo por el cual en uno de los enfrentamientos, del 10 de junio, murió un joven estudiante de secundaria que simplemente luchaba por un presente mejor y un futuro prospero.

El 12 de junio, De Gaulle decretó la disolución e ilegalización de los grupos de extrema izquierda y prohibió las manifestaciones en las calles por dieciocho meses pero eso no fue todo ya que también censuró publicaciones de gente de izquierda y varios de sus líderes fueron encarcelados.

Las elecciones celebradas pasados los cuarenta días fueron una victoria para De Gaulle y los sindicatos negociaron un aumento del salario del 14 %. Sumado a esto, el presidente se mostró convencido de que la sociedad francesa necesitaba una reforma y por eso defendió el concepto de participación que implicaba el reparto de los beneficios pero tras el rechazo de sus proyectos de regionalización y reforma en el senado, renunció el 28 de abril de 1969. El gobierno que sucedió a De Gaulle fue el partido socialista aunque no se alejó del viejo estigma de la burocracia partidaria.

A pesar de que no sé logró todo lo que se proponía y no se hayan producido grandes cambios, el Mayo francés dejó un sentimiento de lucha en el cual se pudo ver que a veces la unión de dos grupos con características distintas pueden generar cosas importantes no solo para ellos sino también para las generaciones futuras.

Este acontecimiento histórico ocurrido en Francia fue el impulso para otros obreros y estudiantes en el resto del mundo como por ejemplo “El Cordobazo” de 1969 que se desarrolló en nuestro país en el cual la clase obrera y sectores estudiantiles hicieron una huelga contra el gobierno del presidente de facto Juan Carlos Onganía.

Como se puede observar, los cambios no fueron demasiados ni a gran velocidad pero es y será la bandera de muchas generaciones que van a venir con las ganas de cambiar el mundo, o aunque sea mejorarlo para que la vida sea más digna y llevadera.

Y como dijo alguna vez Jean-Paul Sartre, que apoyó públicamente el movimiento: “Lo importante es que se haya producido cuando todo el mundo lo creía impensable y, si ocurrió una vez, puede volver a ocurrir”.





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